Hace dos semanas, mis amigos y yo fuimos a una fiesta en la playa. El clima estaba perfecto y la música era genial. Bailamos toda la noche y nos divertimos mucho.
Al día siguiente, nos despertamos temprano para ver la salida del sol en la playa. Fue un momento mágico y realmente valió la pena levantarse tan temprano. Después, fuimos a desayunar a un restaurante local y disfrutamos de deliciosos platos típicos.
Por la tarde, alquilamos unas tablas de surf y nos aventuramos en el mar. Fue mi primera vez surfeando y aunque al principio me costó un poco, con la ayuda de mis amigos logré ponerme de pie en la tabla y disfrutar de las olas.
Al caer la noche, hicimos una fogata en la playa y asamos malvaviscos. Nos sentamos alrededor del fuego contando historias y compartiendo risas. Fue un día perfecto y una experiencia que recordaré siempre.
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